Hola, mi nombre es Guadalupe Antar García
A los 22 años me recibí de la Licenciatura en Relaciones Públicas e Institucionales. Para aquel momento mi hobbie se había convertido en mi trabajo. Daba clases de acrobacias sobre telas de manera independiente a unas hermosas pequeñas entre 4 y 12 años. Compartir con ellas, entrenar y crear nuevas ideas para impulsar el emprendimiento me mantenía motivada . Descubría que la educación me gustaba y pasaba muchas horas al día leyendo y estudiando de manera autodidacta.
Sin embargo algo pasó al cabo de unos años, mi motivación se apagaba de a poco. El amor por mis alumnas seguía intacto, pero yo no tenía el mismo entusiasmo que al principio. No lograba entender qué me pasaba, pero sin dudas no podía ignorarlo. Me tomaba muchísimos trabajo encontrar ganas de trabajar.
La angustia crecía, era desesperante no saber qué me pasaba ni qué quería. Me angustiaba pensar que había estudiado una profesión para la que no me dedicaba. Decidí buscar un trabajo para ejercerla. A pesar del miedo que me daba salir a buscar un trabajo del que había poca y nada de oferta en mi lugar de residencia.
En medio de la crisis y buscando respuestas comencé a leer libros de desarrollo personal. Era una lectura que me fascinaba y me ayudaba bastante. En ese mismo momento llegó a mi la posibilidad de formarme como Coach Ontológico Profesional. Y si bien no tenía nada claro, me llamaba muchísimo la atención. Asique sin muchas certezas me inscribí en la formación.
Habían pasado 3 años del proceso de búsqueda y miles de entrevistas de trabajo sin suerte. Seguía dando clases sin motivación y mi única alegría era estar finalizando el primer año de mi formación como Coach. Y aunque pensaba que la situación ya era demasiado angustiante. Llegó el momento de tocar fondo. Sin razón alguna de un día para el otro me lesioné una pierna y un brazo. Eso si que fue el colapso total. El cuerpo me había obligado a parar. Dar clases era imposible. Recuerdo que mi equipo de trabajo daba las clases por mi. Pero yo no podía hacer nada, solo mirar. Al borde de las lágrimas sentía que era lo peor que me podía pasar.
Mi sostén en ese momento fue el Coaching. Con todo lo que había aprendido sabía que era momento de tomar una decisión. A los dos meses decidí dejar mi emprendimiento por completo y me dije a mi misma que a pesar de haber pasado 3 años sin encontrar ese trabajo, ahora si lo iba a lograr ¿Adiviná qué había logrado a los 2 meses de soltar? Encontré ese trabajo que tanto venía buscando.
Para aquel momento llegaba a mi una de las lecciones más importantes, lograba transformar mi vida a medida que trabajaba en mi interior. Aquello que parecía imposible se había converitido en realidad luego de mucho trabajo interno. Empezaba a entender que nunca se había tratado del contexto sino de todo lo que sucedía adentro mío, y cómo manejaba las películas internas que yo misma me montaba.
A los dos años en aquel trabajo como relacionista pública descubri que las herramientas habían hecho efecto en mi por completo. Ahora quería vivir de mi pasión, el Coaching. Por lo que sin muchas vueltas y con total confianza de todo lo aprendido volví a soltar y hoy te escribo desde ese trabajo que tanto busqué y que al fin logré construir.
